El señor de lánguida apostura que sale en la fotografía inicial es uno de los grandes genios en esto del retrateo de traperío: GEORGE HOYNINGEN-HUENE.
Algún espabilao que se encuentre entre mis lectores (me encanta eso de "mis lectores", me siento como Jackie Collins, pero menos varonil) estará diciendo desde su lúgubre y cochambrosa morada que esta foto no la ha hecho él.
Pues no listo, no! No la ha hecho él!, pues no se le ocurre otra cosa mejor al bueno de Jorgito que pedirle a su amigo del alma HORST P. HORST que le haga una sesión de fotos para ser inmortal.
Tócate los cojones Maribel!!!! A Horst P. Horst ni más ni menos, que viene a ser como si Serrat le dice a Aute que le componga una canción pero sin trajes de pana ni cuellos vueltos de por medio. Y es que bien es sabido que ambos dos montaban tanto que tanto montaban el uno con el otro que tenían sus orificios ortales del tamaño de la boca de Carly Simon.
- EL QUE SALE EN LA FOTO: George Hoyningen-Huene (conocido como "el Barón de VOGUE") es un grande, otro de esos de la chachi-pandi de Lee Miller, Man Ray, Cocteau o Picasso, que si yo en un botellón discuto con los míos de cuantos de nosotros han comprado productos Hacendado esta piara de cabrones debían de hablar acerca de cuantos le habían visto el potorro a Isadora Duncan o de que tal es posar en pelota picada para Platt-Lynes, nuestro día a día vamos. Suya es la que, para mi, es la mejor portada que se ha hecho (y lamentablemente, se hará) de VOGUE, esa en la que una pareja de bañistas salen de espaldas mirando a sabe Dios donde. Solamente por esa foto merecería todos los honores del mundo, pero Jorgito es más. Mucho más.
George nació en el seno de una aristocrática familia rusa a la que se le hincharon los Fabergé por culpa de la Revolución Bolchevique y decidieron emigrar, primero a Londres y luego a París.
En la ciudad de la luz empezó a trabajar en la edición de VOGUE francesa. La cosa duró poco. Harper´s Bazaar se fijó en el, y en menos que zarpa el Queen Mary pallá que se nos fue.
Como no, Hollywood le llama y George Cukor, el mejor director de actrices de la época (que es una forma muy fisna de llamar a alguien maricón) hace que fotografíe a todas las luminarias que por allí pululaban: Gary Cooper, Clark Gable, Loretta Young o Joan Fontaine y, sobre todo, Ava Gardner (ese prototipo de mujer a la que ellas odian pero nosotros amamos, por lista, borracha, fiestera, guapa, compañera de mus, confidente, ingeniosa y follardina), se postran ante su talento.
Pero yo me quedo con sus bañistas y sus mujeres de estola alegre:
TRES DE SUS GRANDES LOGROS:
1. Travestir a mi nunca suficientemente idolatrado Cecil Beaton en la no menos genial Elinor Glyn:
2, Esta foto, cuya modernidad es apabullante, las facciones de los tres modelos, su pose, la iluminación, todo...¿Qué de cuando es?, pues de 1940. De 1940, señoras y señores! (que en el culo tengo flores). Ver para creer:
3. Fue el único que una vez que "La Divina" soltó aquello del "leave me alone" para recluirse del mundo en un pueblecito sueco consiguió que aceptase posar para una sesión fotográfica. Ver a la reina del glamour y el artificio sin apenas maquillaje, con luz natural, tetas tobilleras, esas cejas que parecen delineadas por el mismísimo Frank Lloyd Wright y enseñando sus hermosas y hasta entonces desconocidas arrugas es una de las experiencias más gozosas que un mitómano puede experimentar. Nunca ha estado más hermosa:
Y esta foto no es de George sino del mastodóntico Herbert List, pero como Georgi ejerce de modeli pues la pongo y aquí paz y después la Gaynor:
- EL QUE HACE LA FOTO: Horst P. Horst. Otro grande (muy grande), cuyo nombre verdadero era Horst Paul Bohmann. Con ese nombre el listo del principio dirá que castellano-manchego no va a ser. Pues no listo, no! No era castellano-manchego!
Bueno el caso es que era germano y para muchos el creador de la fotografía de moda.
Nació en el seno de una familia de clase alta y empezó a estudiar Arquitectura aunque con el tiempo descubrió que aquello del ladrillo visto no era lo suyo, así que se interesó por la fotografía y se largó a París ( donde conocería a Jorgito). Como por aquel entonces (hablamos de los años 30) París era el huevo duro del picnic en lo que a intelectualidad se refiere, Horst consiguió hacerse coleguita de la flor y nata del pensamiento de la época: Gertrude Stein, Dalí, Picasso, Cocteau o Visconti posarán para él.
La sombra del movimiento surrealista es alargada y se nota en su obra.
Empezó a trabajar en VOGUE gracias al mecenazgo de Hoyninguen-Huene y, al igual que este, pronto partió hacia América.
Y allí que se nos queda hasta que estira el objetivo en el año 1999, año en el que todavía seguía en activo, lo que hace que tenga una carrera profesional de 70 años que abarca desde trabajos para Poiret o Vionnet hasta campañas para Calvin Klein o Donna Karan.
Descansen en paz. Los dos. Y que allí donde estén encuentren tanta paz como aquí gloria dejan.
Míralo aquí que majete de colegueo con la Gertrude (de la Stein hay más abajo un retrato en tonos rojos que es simplemente acojonante):
Como todo maestro que se precie ha sido imitado, plagiado, homenajeado, vilipendiado y todo lo que acabe en -ado en innumerables ocasiones. Llamadlo sincero homenaje o simplemente andar algo escasito de imaginación, el caso es que el legado de Horst P. Horst sigue vigente en nuestros días. Para muestra una portada, quizás una de sus fotos más famosas:
La cual nos lleva a MICHAEL BAUMGARTEN, otro germano mimado de CondeNast que bajo la melena de Franca Sozzani es amo y señor de ese suplemento de VOGUE Italia que es VOGUE Gioiello, que no es otra cosa que un panfleto clasista hecho con gusto exquisito para restregarnos en nuestras caras de currelas que nunca podremos optar a los joyones que salen en sus páginas. Baumgarten en su día realizó esto:
Lo cual se me antoja muy guay a la par que cachondo, más que nada porque Miguelito da muestras número tras número que precisamente de talento y estilo propio no anda falto, aunque ese estilo lo mismo nos haga pensar en Miles Aldridge que en los títulos de crédito que en su día realizó Juan Gatti para nuestro Pedrito y su Mujeres al borde de un ataque de nervios, o que ya, en una pirueta rememoril, nos venga a la mente la obra de John Rawlings. El caso es que su trabajo es cojonudo. Él coge estilos, tritura, combina, reparte y se queda con la mejor parte:
Como siempre, una selección de fotos maravillosa.
ResponderEliminarEres un archivo fotográfico viviente.
¡Maravilloso, díjole!
ResponderEliminarTe estás acercando a la hiperglucemia Stendhaliana.
Un saludo forte!
Gracias! Me encantan estas entradas, tan educativas a la par que entretenidas.
ResponderEliminarCuanto hay que saber para hacer fotografía de joyas en las q predominan las gemas de colores, con esas escenas en las que domina el énfasis cromático (con lo fácil q sería irse a los fondos negros o neutros)
El que sale en la foto inicial es Henri Cartier-Bresson, George Hoyningen-Huene hizo la fotografía.
ResponderEliminarFelicidades por el blog, me gusta mucho.