Diseñadores: COMO PLAGA DE LANGOSTA.

Lo primero pedir disculpas por tan larga ausencia pero es que el que aquí escribe ha estado unos días con un gripazo del quince y como no es muy de ponerse enfermo pues, cuando llega el día, le sale la vena melodramática se cree poco menos que Margarita Gautier y lo que serían cuatro días de reposo se convierten en una semana, que así se aprovecha y se toca uno los mamelos con la excusa que no es ni medio normal:

Y así entre ensoñaciones febriles y delirios de grandeza me dije yo mismamente a mi mismo para mis adentros: "¿Oye Abranín, y cuándo vuelvas a escribir en el blog, de qué cojona vas a hablar?". Y entonces me di cuenta que nunca le había dedicado un post a la Schiaparelli.

Poca vergüenza la mía, así que allá que vamos:

ELSA SCHIAPARELLI era grande como ella sola, fea como un coño y una de esas mujeres que apetece haber conocido porque siempre ha tenido pinta de ser de las que apabullaban con su gusto exquisito pero que a la hora de llevártela a un bar de mala muerte a ponerse más pedo que Alfredo, contar chistes guarros y hacer un concurso de eruptos era la primera en apuntarse.

Señora en la mesa y puta en la cama.

El caso es que su vida es maravillosa, tanto como puede serlo la de una persona que nace en el Palazzo Corsini de Roma que viene a ser como nacer en el de Liria, pero sin hijos con cara de lerdos pululando por sus pasillos.

Su padre era una autoridad en sánscrito, su tío estudiaba los cielos y así nos salió ella, que mientras estudiaba en la universidad publicó un libro de poesía erótica, la enviaron a un convento como castigo y ella se declaró en huelga de hambre. Una especie de Mahatma Gandhi con moño francés y vestidos de Poiret.

A los 22 años se va a Londres a trabajar como niñera y allí los señores para los que trabajaba la invitan a ir con ellos a un baile que se celebraba en París (y yo toda la vida creyendo que soy enrollao por invitar a mi chacha a comer al McDonalds). Así empezó todo...

Mira que fea era la jodía! Esta se hace una gira por Soria y se forra la hija de la gran puta!:

Pero, ¿qué es lo que pasa en París? , pues que la Schiaparelli arrasa. Se hace amiga de la mujer de Francis Picabia y esta la introduce en un mundo de artistillas de medio pelo que andaban por allí haciendo de las suyas. Artistillas como Picasso, Cocteau, Duchamp, Giacometti o Dalí. Y haaaaala, to el día de fiesta, y veeeeeenga que si nos pillamos una cogorza a absenta, y daaaale que si nos metemos en una expo de los impresionistas y les plantamos una taza de váter en la sala sin que se den cuenta. Una locura. Vamos, que no se codeó con Toni Genil y Yurena porque no andaban por allí por aquel entonces...

Conoce a Poiret, se lleva a hostias con Coco Chanel (¿quién no?) y empieza a hacer sus pinitos en esto del traperío sorprendiendo con una colección realizada con prendas customizadas de refugiados armenios en la que se encontraban también unos jerseys que aplicaban las técnicas del trampantojo. En dos días era la reina del VOGUE y todo el mundo sabía quien era Schiap.

Hablar de todo lo que ha hecho esta mujer nos llevaría veinte posts así que citaremos algunos de sus logros más importantes: fue la primera en dejar de ocultar cremalleras a las que no solamente sacó al exterior sino que dotó de colores brillantes para que resaltasen todavía más. Creó estampados posicionales llenos de sentido del humor que atraían y horrorizaban a partes iguales, diseñaba botones del tamaño de mis pelotas y de formas caprichosas que actuaban a modo de broches, introdujo los pantalones árabes, los turbantes, los estampados figurativos (de abejas, carneros o cacahuetes), los zapatos de cuña... hasta llegar a inventar los desfiles de moda como los entendemos a día de hoy, con su musiquita y sus zorrupias esqueléticas paseando delante de las clientas.

Será recordada por su gran afinidad con los movimientos artísticos de la época, especialmente con el Dadaísmo y con el Surrealismo y de cuya unión nacerían rarezas como el sombrero- chuleta de cordero, el vestido-lágrimas, trajes-esqueleto, trajes que simulaban ser una cómoda de noche (con sus cajones y todo), zapatos que eran sombreros o ese vestido-langosta tan criticado como imitado. Jean Cocteau sería sus máximo aliado en esta especie de comunión entre el arte mayor y ese arte tan menospreciado como es el del traperío. 

Jean ilustraba como Yves, escribía como Cristo, fotografiaba como Zeus, componía como Buda y dirigía como Belcebú. No habrá artista más completo que el bueno de Jean, quizás Ben Affleck, pero pocos más. Como director ha hecho la mejor versión que ha existido de La Bella y la Bestia, un díptico que me pone los pelos como la chirla de Carmen Amaya (Los niños terribles/ Los padres terribles) y ese Orfeo protagonizado por su muerde-almohadas particular (Jean Marais) que por más que veo nunca entiendo... y ni falta que hace!

La culpa de todo la tiene Wallis, siempre Wallis, arpía arribista y derrochadora:

Pero mejor volvamos a Elsita, a su trabajo y, como no, veámoslo todo en tropecientas imágenes:

Sus perfumes ya pueden haber olido a mierda que a nadie le importa, porque con ese continente... ¿a quién le importa el contenido? (que se lo digan a Gaultier...):

Sus complementos eran para llorar (de bonitos):

Normal que le saliesen imitadores:

Sus publicidades son de quedarte con la boca abierta, pero claro, a ver quien cojones cuenta con MARCEL VERTES, JEAN COCTEAU, RENE GRUAU o SALVADOR DALÍ para que garabateen con fines comerciales en tu propio beneficio:

Y esa alianza maravillosa que tuvo en su día con el fotógrafo ANDRE DURST hizo el resto:

Normal que la veneren y la homenajeen cada dos por tres (seis). Tal es la influencia de esta mujer que a día de hoy no hay colección que no recuerde su obra. Una de las diseñadoras que siempre la tienen en mente y que más me gustan es CHARLOTTE TAYLOR:

Pero por lo que siempre le estaré agradecido es por haber parido a Gogo Schiaparelli:

Y sobretodo que esta haya parido a La Berenson. Y es que Marisina es la nietísima por antonomasia, una aristócrata guapérrima que podía haberse quedado viviendo de las rentas y tocándose el higo en algún castillito propiedad de la familia pero que quiso ser modeli, reinó  como ninguna otra en toda portada con caché que se preciase y se encaramó a la cima de la beautiful people neoyorkina.

Normal que probase fortuna en el cine, como normal es que se metiese la gran hostia. Pero no, Marisina se marca un Kubrick (Barry Lyndon), un Visconti (Muerte en Venecia) y un Fosse (Cabaret) de primera fila y como que empieza a mosquear la flor en el culo que tiene esta buena señora.

Su vida es tan de película de estas de domingo a mediodía en Antena 3 que se casó con un Rotschild, salió en El Show de los Teleñecos y su hermana, que era viuda de Anthony Perkins (lo cual sabiendo las preferencias sexuales de este, es ser mucha viuda), iba en uno de los aviones que se estrellaron contra las Torres Gemelas aquel aciago 11-S.

Yo la amo con locura... incluso con estas pintas:

Y así, con este post que no sé si tiene coherencia hasta que no lo repase como es debido me vuelvo a incorporar al mundo blogueril, ese mundo de lujo, fama y dinero que tantas alegrías me da. 

Os dejo que tengo que fregar el suelo de la cocina y como se me ha roto la fregona me tengo que poner a cuatro patas. ¿A qué es genial ser bloguero? El éxito es lo que tiene, que domina mi día a día... ay coñoooo! que se me ha caído Lejía Conejo en los calcetines del Primark!