NOTA: Post reeditado en honor de mi querida Sarita, que sé que le gustó mucho en su día.
HUBERT DE GIVENCHY es un claro ejemplo de como clase y dinero no siempre van unidos. El tenía fachada, destilaba "charme", casi dos metros de estilo y a su lado Lord Byron parecía un desarrapado... pero el bueno de Huberto no tenía un puto duro.
Así que como también derrochaba talento, no se le ocurrió nada mejor que empezar a trabajar como aprendiz de Balenciaga, pronto su genio haría que se decidiese a volar por cuenta propia. Como su nómina no era precisamente boyante, hacía preciosos diseños con lo primero que pillaba y se las ingenió para vender la moto a las mujeres de la alta sociedad parisina para que creyesen que un vestido de tela de saco además de resultar elegante era una especie de liberación.
Así comenzó a hacer fortuna. Después llegarían la famosa blusa "Bettina" (confeccionada con tela de camisa masculina, abierta y con bordado inglés en las mangas, que fue copiada a lo largo y ancho de todo el planeta), revolucionarios vestidos de fiesta con el cuerpo suelto que también podían llevarse con pantalones o exageradas hechuras que dieron lugar a la linea "trapecio" o a los vestidos "globo".
Sencillez y pureza dominaron su estilo en una época en el que el rey Dior acorazaba a su pobres clientas con armaduras preciosistas hechas con los tejidos más nobles:
Como todo genio tiene su musa, Hubert al igual que el Humbert Humbert de Nabokov encontró a su Lolita. La historia mola:
Givenchy seguía más pelao que una puta en Cuaresma y de pronto recibió un teletipo en su pequeño atelier desde Hollywood que decía que Mrs. Hepburn quería conocerlo y tenerlo como diseñador para su nueva película.
Givenchy no daba crédito, la gran Katharine Hepburn, aquella que coleccionaba premios y que vivía una de las historias de amor más enternecedoras de todos los tiempos al lado de Spencer Tracy se había fijado en él (algún día dedicaré un post a este par que ya en su primer avistamiento se mostraron geniales: La Hepburn iba por los estudios de la Metro y le presentaron a Tracy; "Le hacía más alto Mr. Tracy" , "No se preocupe señorita, ya me encargaré de ponerla a mi altura"...y vaya que si la puso!).
Total que el pobre desgraciao de Huberto se gastó los cuatro reales que tenía en unos pasteles y en una pancarta que ponía "Bienvenida Katharine!"...el resto ya os lo podéis imaginar, la que apareció por allí fue una tal Audrey que después de varias apariciones más o menos anónimas en unas cuantas películas de la Ealing iba a debutar a lo grande con "Vacaciones en Roma".
Lejos de molestarse, la grácil belga se empezó a reir y el flechazo fue instantáneo. Para los restos nos quedan :
- CHARADA: Stanley Donen se cree Hitchcock y nos regala una obra maestra que no tiene nada que envidiar a las del gordo cabrón. Mancini compone una música memorable, Maurice Binder realiza unos títulos de crédito cojonudos, Givenchy viste a la Hepburn de la manera más glamurosa que uno se pueda imaginar, James Coburn, George Kennedy y Walter Matthau putean a Audrey durante todo el metraje por culpa de unos sellos, Cary Grant es el compañero perfecto, el guión es de diez y la ciudad de la luz sale preciosa. ¿Se puede pedir más? Si, poder verla por lo menos una vez al año (y que Jonathan Demme se hubiese ahorrado su infame "remake"):
- COMO ROBAR UN MILLÓN Y... : Peter O´Toole deja sus Shakespeares y sus Arabias (no así sus antológicas borracheras) y se involucra en una comedia deliciosa. William Wyler, un Givenchy más gamberro, Elli Wallach tocando los mamelos a la guapa pareja, falsificadores de arte, un enredo muy bien pensado y mucha química, ponen la guinda al pastel (y un por aquel entonces Johnny Williams da sus primeros pasos con una banda sonora impresionante):
- ARIANNE: Título con el que en España se estrenó "Love in the afternoon", otra comedia imprescindible e incomprensiblemente desaparecida del mapa en la que Audrey enamora a un avejentado (y enfermísimo de cáncer) Gary Cooper.
De nuevo París y un guión con muy mala leche hacen que la Hepburn vestida de forma monacal por Givenchy, resplandezca. El gran Maurice Chevalier, pasaba por allí:
- VACACIONES EN ROMA: Antes que Verónica Castro nos dijese que los ricos también lloran la dulce Audrey nos dejó claro que las princesas a veces sueñan con ser plebeyas.
Un reportero, la ciudad eterna, de nuevo William Wyler, un paseo en Vespa, un corte de pelo, una mano falsamente devorada y unos diálogos encantadores nos ponen la "piel de pollo" (Sofea Mazagatos dixit).
Givenchy se marcó un vestuario fresco, ultramoderno y muy jovial. Manoletinas, pantalones piratas, pañuelos anudados al gaznate, faldas de vuelo y alguna que otra rebequilla para las noches frías de la ciudad eterna hacen que de nuevo la Hepburn marque tendencia:
- SABRINA: Una cenicienta moderna que trae a dos ricos hermanos por el camino de la amargura, una obsesión que al final deja de serlo, "La vie en rose" ,una cancha de tenis y una copa incrustada en las posaderas de un William Holden con el mismo tinte de pelo que la Carrá, protagonizan un triángulo amoroso que hace que Billy Wilder descubra el glamour.
Y que glamour! La Hepburn lleva uno de los vestidos más hermosos que se ha visto nunca en una pantalla durante la secuencia de la fiesta, se enfunda en un ajustadísimo conjunto negro, nos pone pinochos con un vestido cóctel negro y da nombre a un tipo de calzado. Edith Head gana el Oscar por el vestuario de esta peli (Hubertín solamente diseñó los modelazos de la Hepburn) y casi acaban a hostias.:
- DESAYUNO CON DIAMANTES: La Hepburn encarna a la puta más adorable de todos los tiempos, uno de los personajes más tristes y complejos de los años 60. Una fiesta etílica a más no poder, un gato que se llama "Gato", un croissant mordisqueado enfrente del escaparate de Tiffany´s volviendo a casa después de una noche de farra, unos tapones para los oídos y un antifaz para dormir que quitan el sentío, George Peppard ejerciendo de chapero que le da con todo lo gordo a Patricia Neil con tal de que esta le pague el alquiler, la mala hostia de Capote y el exquisito toque de Blake Edwards. Un equipo espectacular.
Givenchy lo da todo, el vestido negro es uno de los más famosos del cine, el pamelón es lo más, las tiaras son pa mear y no echar gota, la escena final con una preciosa gabardina bajo la lluvia siempre me hace llorar y Audrey nos deja con ganas de más.
Ahhh y el Moon River de Mancini! ( y Vilallonga!):
Pero todo en esta vida se acaba y Givenchy acaba hasta el cipote de trapos y costurillas francesas, así que vende su empresa a la todopoderosa LVHM.
Corren los 90 y Arnault, dueño de LVHM, se vuelve medio majara y decide que ya está bien de tanto clasicismo, que si se quiere levantar la casa Givenchy hay que ponerlo todo patas arriba y dinamitarlo desde dentro, así que el enano-cabrón este se va a la Central Saint Martins y ficha a un tal John Galliano que no conoce ni el tato.
El tal Galliano hace lo que le sale de la pinga y sorpresivamente las ventas empiezan a subir contra todo pronóstico así que Dior se fija en el excéntrico diseñador dándole carta blanca y abandona la maison de Hubert.
- JUNTA DE ACCIONISTAS : "¿A quién metemos ahora enano-cabrón? Ahora que todo parecía ir a las mil maravillas!".
- BERNARD ARNAULT: "Nos os preocupéis jodidos avariciosos, he oído de otro joven genio que está provocando una especie de revolución en la moda londinense".
- JUNTA DE ACCIONISTAS: "¿Y de quien se trata, enano-cabrón?".
- BERNARD ARNAULT: "Ni puta idea!! esperen que mire...a ver... lo tenía por aquí apuntado...aquí no...ah si, coño, aquíiii! ... pues un tal Alexander McQueen!"
- JUNTA DE ACCIONISTAS: "Pues no se a que esperas para ficharlo, enano-cabrón!".
- BERNARD ARNAULT: "Me tratáis fatal..."
- JUNTA DE ACCIONISTAS: "Pero a ti eso te pone, enano-cabrón".
- BERNARD ARNAULT: "La verdad es que si..."
- JUNTA DE ACCIONISTAS: "Pues hala...arreando!"
Y así es como McQueen vuelve a elevar a Givenchy a niveles estratosféricos (aunque su primera colección, fue un fracaso de los que marcaron época):
McQueen dice que ya está bien que otros se forren con su creatividad y decide montar su propia firma de moda así que fichan a Julien McDonald, del que no voy a decir nada, más que nada porque me horroriza lo que hizo con la casa francesa, así que de nuevo se crea un Gabinete de Crisis.
- JUNTA DE ACCIONISTAS: "Enano-Cabrón! Enano-Cabrón!!!, el inglesito este lo está mandando todo al garete!".
- BERNARD ARNAULT: "No os preocupéis peseteros de mierda!!! Aún tengo un as en la manga!!!"
- JUNTA DE ACCIONISTAS: "¿Ah si? (enano-cabrón) ¿y cómo se llama?"
- BERNARD ARNAULT: "Riccardo Tisci".
- JUNTA DE ACCIONISTAS: "Pues ya estás tardando ....ENANO-CABRÓN!"
- BERNARD ARNAULT: "Os pasáis..:"
Y RICCARDO TISCI ha llegado para quedarse, con discreción y sutileza y sin apenas armar ruido, sin llegar a la extravangancia de otros diseñadores, Tisci se luce en los volúmenes o con prendas "ready to wear" elevadas a los más altos niveles del lujo y la belleza. Su filosofía es clara, buscar la practicidad de las cosas para convertir a las prendas en verdaderas obras de arte llenas de belleza y sofisticación.
Ojalá dure muchos años porque personalmente me parece de lo mejorcito que hay en la actualidad (tal vez lo mejor. Eso sí, en la línea de Alta Costura ya empieza a aburrirme un poco to el día con la jodienda de presentar una y otra vez la misma colección. Exquisita, pero la misma colección al fin y al cabo que le redime por ese prêt-à-porter de agresiva y gótica elegancia):
como me gustan tus publicaciones! un saludo
ResponderEliminarMenudo recorrido en imágenes!! Tengo el parrús que no cabe en sí de gozo ;P
ResponderEliminarLas conversaciones del magnate y las juntas de accionistas son la bomba!!! Como si lo imaginara...
ResponderEliminarUn buen repaso.
Zepequeña.