miércoles, 27 de junio de 2012

Pijadas: AVENTURAS DE AMOR Y LUJO. HOY: LUJO

Bueno gentezuela pues resulta que me espera un mes de amor y lujo que me río yo de Los Colby, Los Falcó-Preysler, Los Medina-Sinhostias o Los Mohedano.

Y es que este verano ha coincidido que me voy a meter entre pecho y espalda dos viajes que ni esperaba en su momento pero que ya son una realidad, 32 días en los que me voy a recorrer tropecientos países. 

Uno lo haré con mi hermano, otro con mi amada señora y, la verdad, es que me los he ganado pues después de dos años delante del jodido ordenata de la manzanita currando como un cabrón casi se me queda cara de Reineta, pero el karma es sabio e Yves aprieta pero nunca ahoga.

Así que prometo hacer muchas fotos:


El primero de ellos empieza este jueves, y lo hago junto a mi hermano. Es el viaje de lujo.

Yo no sé como lo hago pero sin tener ni un puto duro siempre me rodeo de gente pudientona. Cuando los pudientes son tus amigos pues te alegras porque con el famoso efecto rebote disfrutas de sus coches, sus piscinas, sus cenacas en el porche e incluso hasta heredas ropa, pero cuando ya el pudientón es tu hermano la cosa como que escuece, pues te pasa el día contándote los viajes con su pareja en hoteles acojonantes y restaurantes de esos que tienen tres estrellas Michelín y que uno solamente ve cuando pone las noticias chorras esas de noticiero estival en las que sale Adriá comentando, como el que comenta que ha inventado la vacuna contra el cáncer, que se ha pasado los últimos tres años en su cocina-laboratorio intentando crear un aire espumoso que hace que la picha del chipirón sepa a anacardo.

Lo bueno es que ese escocimiento solamente dura hasta que un día su pareja no puede ir cuando ya está todo pagado y entonces suena el teléfono diciéndote que si quieres pasar 13 días sin gastarte un guiñapo durmiendo en palazzos restaurados por Starck con vistas al Gran Canal o ver una representación de Aida en un anfiteatro romano de Verona (donde dar por seguro que haré la garrulez de tocarle su teta desgastada a la estática Julieta).

Y entonces es cuando te alegras que a tu hermano le hayan ido bien las cosas...

El tema es que me voy a Venecia unos días por obra, gracia y billetera de mi hermano mayor y luego nos cogemos un crucero con un camarote muy molón pero cuyo concepto lujo ya se me escapa, pues crucero y lujo en una misma frase viene a ser como los modernikis aquellos que decían polleces en el vídeo de Loewe del Venegas y talento. No ha lugar.

Pero el friki que hay en mi lo prefiere, pues si bien odio eso de bajarse a un sitio como una manada de borregos y pretender ver una ciudad en una tarde, si que no veo la hora de ver el paisanaje que pulula por el barco. Todo ese derroche de metacrilato, oros, mármoles rosas, maricas viejas que van con su joven efebo, orquestas de medio pelo que amenizan las veladas y, sobre todo, esa cena de gala con el capitán en la que todo el mundo sueña sentarse con un hombre que no hace otra cosa que llevar un traje blanco como yo sueño el irme de putas con Nick Nolte. El encanto del absurdo.

En Venecia tenemos cuatro días antes de embarcarnos por el Mediterráneo y daré rienda suelta a mi culturez yendo a ver el Palazzo Grassi, que no es otra cosa que el Museo donde Francois-Henri Pinault guarda esas obras que no le caben en el apartamento. Aunque, no nos engañemos, a mi ver un Mukarami de cerca ya me la sopla bastante porque son como los espectáculos esos tan horterones del Cirque Du Soleil, visto uno, vistos todos, y por mucho que las margaritas risueñas esas de los cojones en Venecia tengan los pétalos negros y en Pernambuco (que es ese sitio que La Lomana, en el reality de Mario y Alaska, confesaba haber hecho un reportaje fotográfico para Hola! y que le hacía mucha gracia, pues antes de haber estado pensaba que no existía, a mi me recordó a una compañera mía de facultad que preguntó en medio de una clase que dónde estaba enterrado El Quijote y que no veo la hora que las manden - a las dos - al Quinto Coño) sean sonrosados.

Si por lo menos hubiese un busto con una reproducción exacta de las tetas de su mujer pues mi interés por dicho museo cambiaría, pero no, la gente seguirá babeando por la Venus de Milo o la Victoria de Samotracia sin saber lo que se están perdidendo:

© Mario Testino

También iremos al museo de la Peggy Guggenheim, la Paris Hilton de la época, otro museo que me da bastante pereza pues Peggy era un tanto snob y, por tanto, muy de jincar con artistas a los que después de una noche de folleteo les solía comprar alguna de sus obras. Así que como era más guarra que el trapo del horno pues el museo tiene muchas salas... poco más:

© Horst P. Horst.

Al que si iré de rodillas y en penitencia es al Museo Fortuny. Mariano Fortuny es ese granadino universal que es un Dios para mi ya que todo lo hacía bien y, en consecuencia, me da mucho asco. El tío pintaba, grababa, fotografiaba, diseñaba estampados, trapos y escenografías como La Pantoja te lanza una mirada que te desasosiega después de soltarte que María Navarro es una mujer maravillosa. Un crack, vamos.

Y allí lloraré cuando nadie me esté mirando entre abrigos maravillosos con telas estampadas de infarto e intentaré descifrar el secreto de sus plisados con tejidos naturales que hasta hoy mismo nadie ha podido imitar, ni siquiera Miyake, y mira que lo ha intentado el hombre, pero o metes algún poliester o metal en la composición del tejido o no hay Zeus Tous que pliegue nada, pues Marianín se llevó el secreto a la tumba. Yo creo que cinco minutos con Tete Delgado y Christina Aguilera sentadas sobre la prenda bastarían, se lo comentaré a Issey a ver que piensa al respecto...

Un museo al que nadie va, y menos esas hordas de turistas que solamente quieren tomarse un capuccino por 20 euros en la Plaza de San Marcos o fotografiarse como lerdos en el Puente de los Suspiros, pero que es maravilloso y te da la oportunidad de gozar de un palacio que quita el sentido desde los cimientos hasta la última viga.

Que por cierto, anda que no molaba esta editorial que se marcó Avedon con Gloria Vanderbilt metida a modeli embutida en los vestidos Delfos de Fortuny y a punto de ser desnucada por el peso de las impresionantes joyas que diseñaba ese portento llamado Rita Delisi:

© Richard Avedon
© Richard Avedon
© Richard Avedon.
© Richard Avedon.
© Richard Avedon
Y como uno tiene una flor en el culo pues resulta que en  el Fortuny hay como exposición temporal la mayor muestra de objetos personales que se hayan exhibido nunca de Diana Vreeland, desde fotos de Cecil Beaton o Horst P. Horst a chaneles o christiandiores.

Pues amor es el que siento por tan desequilibrada mujer, ya que mientras editoras jefe como Anna Dellas Pollas Verdes tienen como mayor mérito en la actualidad pasear su chepuda y escuálida figura por las semanas de la moda enfundadas en excéntricos ropajes que solamente buscan la foto, la Diana se dedicaba a formar equipo durante su etapa en Harper´s Bazaar junto a Snow y Alexey Brodovitch, descubriendo así a fotógrafos como Avedon, Penn o Robert Frank, apadrianaba a gente como Andy Warhol, hacía saltar a la fama a modelis como Twiggy, Penelope Tree o Veruschka y ya en sus última etapa en VOGUE (de donde la echaron porque con sus absurdos despilfarros casi acaba con CondeNast) se volvía loca del Mulder y aconsejaba a sus lectoras lavar las cabezas de sus hijos con champán. Ole tus ovarios de tucán!:

© Priscilla Rattazzi, 1982.
© Priscilla Rattazzi, 1982.
© Richard Avedon.
© Louise Dahl-Wolfe, 1937.
© George Platt-Lynes.

Que ya que ponemos la foto esta de la Vreeland con Marisina hecha un pincel retratadas en su día por George Platt-Lynes, muero de ganas por ver su expo de Estambul (una de las paradas que hacemos con el crucero del infierno) pudiéndole dar por el culo a mezquitas y zocos. Que Estambul es mucho Estambul y no se merece verlo a prisa y corriendo. Ganas de esta exposición y del genio mariquita de Platt-Lynes:

Gloria Swanson © George Platt-Lynes, 1939.
George Tychenor © George Platt-Lynes. 1939.
Harvey © George Platt-Lynes 1944.
James Leslie Daniels © George Platt-Lynes. 1937.
Robert McVoy © George Platt-Lynes 1941.
Self-Portrait © George Platt-Lynes, 1945.

Y nada, poco más de la primera parte de mis vacaciones, mucho museo,mucho camarote, muchas piscina, algo de Yugoslavia, Grecia, Turquía e Italia y, sobre todo, mucho tocamiento de cojones y relax. Toneladas de relax:


Ayyy Mi Yves del alma mía, vamos a relajarnos, darnos un bañín y olvidarnos que el mediocre de Slimane en un ataque megalómano de esos de los suyos ha decidido cambiarte el logo. 

El ser genio es lo que tiene, que aquellos que no lo son, pero ejercen de ello, no lo soportan: