martes, 26 de julio de 2011

Fotógrafos: EL GORDO QUE QUISO ENTRAR EN UN HEDI SLIMANE.


Huelga decir desde mis carnes magras que las ideologías de esta vieja loca aspirante a peso mosca acerca de lo que es o no belleza y su obsesión por parecerse a un mondadientes me la traen bastante al pairo. Pero al César lo que es del César, KARL LAGERFELD es un genio.

Un genio currante. Qué venga la inspiración y que me pille trabajando como decía aquel.

El tío, que ya debería estar jubilado desde hace unos tres lustros, no sólo diseña hasta la última mota de polvo que pasea por Chanel, no se conforma con hacer las colecciones de su propia marca, las de Fendi e incluso tallas grandes o baratijas para Venca Catálogo. En su "tiempo libre" se dedica a ser fotógrafo.

Fotógrafo de los buenos, por mucho que digan algunos.

Como buen germano lleva el expresionismo en sus venas y eso se nota en su estilo: grano, claroscuros algún que otro plano aberrante y mucha fuerza dramática son su marca personal.

De un tiempo a esta parte, y como los grandes también piensan con la picha, se ha encoñado de un modeluqui, que si bien es físicamente perfecto (negarlo sería un acto de envidia pura y dura y de subnormalidad profunda por mi parte) si no llega a morder la almohada del kaiser no hubiese alcanzado las más altas esferas del llamado noble arte del postureo... más que nada porque goza de la expresividad de una garrapata y su cara de mierda perpetua aburre al tercer visionado.

Sea como fuere, aunque Baptiste Giabiconi protagoniza toda foto que Karla dispara, estas siguen siendo extraordinarias. Sus campañas para Chanel con una Jerry Hall emulando a Mrs. Robinson o con esa Lilly Allenque entre borrachera y borrachera todavía tiene un hueco para intentar hacerse pasar por una Audrey Hepburn que no ha sufrido la hambruna de la Gran Guerra, son realmente buenas. Si a esto sumamos majestuosas editoriales para VOGUE Alemania homenajeando al "Metrópolis" de Fritz Lang, recordándonos a viejas glorias arias como Anita Berber, Brigitte Helm o Asta Nielsen, coger a la Auermann y ponerla a revivir El Gabinete del Dr. Caligari o revisitando a algunos de los maestros del surrealismo pues como que tendremos que hacer la vista gorda con el hierático efebo. Aunque bien es verdad que, como todo en Lagerfeld, molaba más el de los 90 con esas editos majestuosas para VOGUE Paris creyéndose una especie de Paolo Roversi de cuya mano nos trasladábamos a la antigua Grecia junto a Jason Shaw, Astrid Muñoz o Alex Lundqvist, éramos testigos de la obra y milagros de Mari Toñi en Versalles o de una Kylie Bax que nos hacía rememorar a Lucrecia Borgia y toda la hijaputez que esto conlleva.

Eso si, el chaval se tiene el cielo ganao. Si no le pone tacones, nos lo despelota cada dos por tres, si no le convierte en Ken, nos lo traviste con el culo en pompa y le hace enseñar bigotillo. El caso es hacerle saber quien es el que realmente manda en esa extraña relación por muy arrugada que se tenga la verga. 

Si Mademoiselle Coco levantase la cabeza, gozaría como la sátira que era con lo viciosillo que le ha salido su sucesor.


4 comentarios:

  1. Pero yo creo que debería irse ya a descansar que ultimamente esta perdiendo el norte y hace cualquier cosa por dinero!! Como dicen, es mejor una retirada a tiempo ...

    Que ya lleva muchos años, es hora de retirarse a dsifrutar de su horda de modelos-barra-chaperos, en plan las "120 noches de Sodoma".

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  2. No veo el porqué, las ventas de Chanel siguen viento en popa y las tiendas siguen llenas de trajes de tweed maravillosos. ¿Qué los desfiles no nos gustan al vulgo? Pues mierda pa nosotros, porque hasta que no se demuestre lo contrario, la ropa de Chanel no vive de los hojeadores de la VOGUE, si no de las señoronas de alto copete, que siguen encantadas y comprando como locas. Para nosotros ya están las gafas y las colonias, que siguen siendo las mismas por los siglos de los siglos. Amén.

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  3. Para un grande que queda, porqué coño se va a retirar????
    No me gustan casi nada sus ultimas colecciones pero, como tu dices, vende como churros y a mi lo que me mola son sus desfiles, con la repolla¡¡¡
    Y como fotografo siempre me ha gustado.

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  4. Aaahh, mi relación amor-odio con don Karl...
    Totalmente de acuerdo con Baptiste, y con los que dicen que sus últimas colecciones no les gustan nada. Pero quien nos diera un par de asientitos para divisarlo bien!
    Pese a todo, me pirro por las gafas, accesorios y demás moñerías y amén al modelito de la Casiraghi en la boda de su tito, a pesar de que la enjutez de la señorita no lo rellenara bien...

    Un saludo!

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